La sombra (II)

 

13 octubre, 2011

Una gran parte de nuestras dificultades se manifiesta en las relaciones, al oponernos o rechazar algunos aspectos del otro que no aceptamos en nosotros. Aquello que no conseguimos amar nos genera conflicto y sufrimiento. Todo rechazo es una falta de amor. La cura es amar, apreciar y respetar lo que rechazamos; abrazarlo y darle un lugar en nuestro corazón.

La aceptación e integración de la sombra pone de manifiesto nuestro amor por nosotros mismos. Supone amar nuestras partes vulnerables, feas o desagradables: la inseguridad, la falsedad, la indiferencia al dolor propio o ajeno, la destructividad. Significa aceptarlas e integrarlas. Por eso no es tarea fácil amarse de verdad, porque supone aceptar nuestras mezquindades y nuestro sentimiento de inferioridad o inadecuación.

El trabajo pasa por tomar conciencia una y otra vez de lo que somos y no nos gusta, acogerlo y decir: «sí, esto también», para descubrir que hasta incluso la basura, lo peor de nosotros mismos, sirve de abono y fertilizante para seguir creciendo. Además, lo que no afrontamos termina por encontrarnos e irrumpe en nuestras vidas, por ejemplo a través de las relaciones, obligándonos a que lo miremos de frente, de ahí la conveniencia de trabajar con la sombra.

Tal vez entonces descubramos como hizo el propio Rilke que:

Quizás los dragones que amenazan nuestra vida

no sean sino princesas anhelantes

que sólo aguardan

un indicio de nuestra apostura y valentía.

Quizás en lo más hondo

lo que más terrible nos parece

sólo ansía nuestro amor.

Sabemos que no podemos cambiar a los demás pero sí a nosotros mismos. Cuando nos reconciliamos con nuestros «enemigos internos», cuando aceptamos esas partes rechazadas, curiosamente la relación con los «enemigos externos» se transforma. No obstante, muchas veces pretendemos cambiar sin hacerlo en realidad, queremos crecer pero eludiendo las dificultades y el desequilibrio que inevitablemente acompañan todo cambio profundo. El trabajo con la sombra es una tarea consciente y voluntaria de asumir lo que habíamos estado pasando por alto o reprimiendo.

Se trata de reorganizar la personalidad incorporando aquellos aspectos desagradables o destructivos hasta el momento rechazados. Es un proceso más bien duro en que vamos liberándonos de nuestras ilusiones y fantasías, pasando por la desilusión, para aceptar la realidad tal como es, y no como nos gustaría que fuese.

Conviviendo con la sombra

Las dificultades que experimentamos con la sombra y las proyecciones pueden rastrearse con los amigos y en la relación de pareja. Es un hecho que para muchas parejas lo que en un principio les atrajo del otro termina por convertirse en motivo de conflicto. Esto se explica porque si buscamos a una persona que nos complemente, alguien que compense las carencias, acabamos uniéndonos a alguien que reúne aquellos aspectos que no hemos llegado a desarrollar, de modo que terminamos conviviendo con nuestra sombra.

Las proyecciones en la pareja son intercambios de aspectos rechazados y reprimidos de cada uno, de manera que se ve en el otro lo que no se puede vislumbrar en uno mismo y se lucha por cambiarlo, lo que en muchas ocasiones se convierte en juego peligroso. Como dice la Biblia, es «ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio».

Cuando reaccionamos de una manera exagerada en contra de algo o nos mantenemos en una actitud crítica e inflexible, podemos pensar que nos encontramos en territorio de la sombra. Un recurso eficaz para iluminar la sombra es aplicarse el dicho: «El efecto, no el defecto»; es decir, lo que a mí me produce el «defecto» del otro.

Por otra parte, muchas parejas se reparten no sólo las tareas domésticas sino determinados aspectos de la relación. Así, en la mayoría de las relaciones la mujer se encarga de recordar la necesidad de acercamiento, proximidad y afecto, mientras que el hombre expresa la necesidad de autonomía, distancia y espacio personal, lo que genera una dicotomía que polariza y exacerba aún más el conflicto interpersonal. Cuando en realidad estas necesidades se hallan presentes en cada uno de ellos y son vitales para ambos.

Ahora bien, la pareja como contexto relacional íntimo es un espacio privilegiado que nos brinda la oportunidad de trabajarnos interiormente. El otro es quien mejor nos posibilita conocernos y nos ayuda a crecer, representa el espejo donde mirarnos para hacer consciente todo aquello que todavía no lo es, para verlo con claridad y poder llegar a integrarlo.

Todos tenemos puntos ciegos, tendencias que nos negamos a admitir como propias, rasgos que rechazamos y que proyectamos en los demás muchas veces con vehemencia. Nuestro mayor enemigo a veces es uno mismo, y hay casos en que esa «maldad» consiste en ser demasiado indulgentes. El abismo entre quienes somos y quienes creemos ser puede salvarse a través de un proceso terapéutico, para llegar a ser lo que uno es, ni más ni menos. Ser auténtico es aceptarse como se es, no como imagina o pretende ser.

Además, dar una buena imagen exige invertir gran cantidad de energía en tapar, disimular y ocultar aspectos de uno mismo. Rechazar aspectos exige un esfuerzo enorme, mucho más que aceptar y dar cabida a todo ello. De ahí que trabajar e integrar la sombra libere gran cantidad de energía que estaba encerrada, atrapada en el inconsciente.

Nuestro lado luminoso también forma parte de la sombra cuando permanece en la oscuridad y desaparece de la conciencia, cuando la identidad se encuentra identificada con un papel o imagen social. La totalidad del Ser queda restringida y relegada únicamente a la máscara o fachada con la que uno se presenta al mundo.

El trabajo con la sombra es especialmente importante para acceder a las capas más profundas de nuestro Ser. En efecto, la sombra, situada entre el ego y el Ser, supone uno de los mayores obstáculos para conectar con nuestra esencia. En este sentido, acoger la sombra puede ayudarnos no sólo a parecer buenos, sino a ser de verdad más compasivos con las debilidades humanas, las propias y ajenas, a ablandar la coraza y abrir nuestro corazón a los demás.

Texto original © Ascensión Belart.

Los contenidos y artículos de este blog están protegidos con derechos de autor “Copyright ©” se pueden reproducir o publicar en Internet siempre que se ponga la referencia de la autora y el lugar de procedencia.


Artículos relacionados

Las ideas locas

Anuncio publicitario

3 pensamientos en “La sombra (II)

  1. Hola!!! Realmente estoy emocionada y feliz de haber encontrado este espacio. Hace poquito lo descubri y siento que realmente mi mente e interior se ilumina. Es increible esta sensacion de poder comprender procesos y situaciones que muchas veces son incomprensibles, y como en este camino de a poco todo va cobrando sentido. Di un primer paso iniciando terapia hace tres meses porque sabia que algo en mi no estaba claro, que necesitaba redireccionar mi vida. Ese camino me llevo a querer profundizar en mis emociones y asi googleando encontre este blog. Lei el articulo sobre las sombras y te consulte hasta que me recomendaste que siga mi lectura por aca. Ahora otra vez esa sensacion de asombro, luz, paz y felicidad se apodera de mi al encontrar tus palabras. Tambien nuevas dudas e interrogantes. Quisiera consultarte, que hacer cuando descubro mi sombra y que implica abrazarla. Porque por ejemplo yo he descubierto defectos que rechazaba profundamente en el otro y que ahora entiendo que en realidad eran mis sombras, yo logro visualizarlo, definirlo, entender que eso era mio, hacerme cargo, pero siento que ese paso no me genera un cambio, es decir, sigo manteniendo la misma actitud para conmigo y con los demas, quiza con la minima diferencia que logro ser mas considerada cuando despierta en mi el rechazo porque logro referenciarme a mi misma. Pero el rechazo sigue ahi, eso esta bien??? Marca un progreso, o debo dar otro paso para mejorar como persona?? Donde focalizo una vez encontrada mi sombra, como la trabajo para que no siga despertando cada vez que determinada situacion despierta rechazo por la otra persona. Porque aunque entiendo que es rechazo hacia mi propio defecto, eso no es motivo para que deje de rechazar a la otra persona.
    O es que quiza, toda la vida va a seguir siendo asi, que ante una situacion en la que veo reflejada mi sombra, va a surgir rechazo, el trabajo solo implica reconocerlo como parte de mi y mis defectos, para conocerme en profundidad y listo. Y que no puedo pretender nunca mas sentir ese rechazo por los demas y por mi misma. Ya que es parte de asumirme tal cual soy y aceptar mi defecto, sin pretender cambiarlo???
    Intente ser lo mas clara posible. Perdon si aun asi no se entiende, y nuevamente MUCHISIMAS GRACIAS POR ESTE TRABAJO QUE PARA MI ES UN REGALO QUE NOS DAS.
    Disculpas por las faltas de tilde, no se como ajustar la opcion desde el celular. Infinitas Gracias por tus palabras!!!!!!!!

    Me gusta

    • Y a mí me emociona verte emocionada, despertando, en la búsqueda de ti misma, de tu auotoconocimiento y complitud, Noemi. Es muy sencillo: cuando ves que rechazas algo del otro, te preguntas si algo de eso no es tuyo también, y con humildad te das cuenta de que sí, ves que eso es también tuyo, lo aceptas y lo sueltas, lo dejas correr. Y así una y otra vez. Si añadir, rechazar ni juzgar. Cuando hacemos eso cada vez nos aceptamos más y aceptamos más al otro. Y, si, toda la vida va a ser así, ahora bien, de cada vez irá disminuyendo, estaremos más en paz y tendremos menos conflictos. De eso se trata, de ir integrando aspectos que crees del otro y forman parte de tu ser. Ser más luz y amor. Seres cada vez más completos e integrados. Estás en un proceso hermoso, Noemí, así que adelante, prosigue en tu proceso de crecimiento y transformación.

      Me gusta

Me gustará saber tu opinión. Gracias.

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s