Tiempo de barbecho

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© Aina Climent Belart

Todo en la vida son ciclos, procesos y transiciones. Después de un período de crisis, de pérdidas y duelos, después de un détox emocional es recomendable un tiempo de barbecho. El otoño es buen momento al ser una transición hacia el invierno, un tiempo que favorece la quietud, el recogimiento, la introspección, la mirada interior y la conexión con uno mismo. Jung escribió: “Quien mira hacia afuera sueña, quien mira hacia dentro, despierta”. Un tiempo de barbecho es lo que se necesita para dejarse en paz, seguir sanando y prepararse para una nueva relación íntima. Un tiempo para regenerarse, autorregularse y cultivarse interiormente.

La tierra necesita estar en barbecho cuando se encuentra agotada de nutrimentos. Entonces se la deja descansar para que se renueve, se regenere y haga su proceso de autorregulación, recupere nutrientes y vuelva a estar en condiciones de dar nueva vida. Sin ese período la tierra está yerma, no puede generar vida. La tierra precisa recuperar materia orgánica y humedad, equilibrarse, descansar por uno o varios años y transformar en ese período los desechos en puro abono y eliminar las malas hierbas a fin de prepararse para un nuevo cultivo en el que vuelva a germinar vida. En definitiva, rendirse para tornarse fértil, recuperarse para volver a darse.

Durante el otoño cambia la luz de la mañana y cambia la luz del atardecer. Cambia el tiempo e indefectiblemente los seres humanos cambian y evolucionan. La vida languidece, se transforma y fluye. Todo vibra en un Universo en el que nada es estático ni permanente, en el que se nos pide asentir y abrazar la impermanencia momento a momento. Son ciclos de crecimiento que son una suerte de espiral en el que vamos pasando una y otra vez por las diferentes estaciones, en el que se nos brinda la oportunidad (si no nos apegamos ni rechazamos) de experimentarnos y manifestarnos como seres nuevos. «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos», escribió Neruda.

Es bueno volver a mirada a la los vínculos que nos unen y observar las relaciones de amistad para ver si siguen estando vigentes, si se puede contar con ellas, si existe reciprocidad y hay valoración y cuidado mutuo. Tomar conciencia de si hay una verdadera conexión o son relaciones que dejaron hace tiempo nutrir y de estar vivas, y si podemos o no compartir lo que consideramos esencial. Hay amistades que hay que dejar ir y soltar, como hacen las hojas de los árboles en otoño.

Se puede hacer una buena criba y dejar de perder el tiempo con aquellas que no poseen más que el valor simbólico de lo fueron en el pasado y no se pueden renovar por más que se intente. Y así, soltar sin culpa ni remordimientos aquellas relaciones que no fluyen, no alimentan, no aportan y ya no tienen validez. Porque hablar es una necesidad, escuchar es un arte y el tiempo es oro. Éste último es el capital con el que contamos, de ahí la importancia de ser conscientes de la finitud de la existencia y discernir con quién y cuándo lo compartimos. En palabras de Jung:  «Ignora a las personas que amenazan tu alegría. Ignóralos, literalmente».

Cuando no se está en pareja es interesante observar de qué manera proyectamos en alguna amistad íntima todo aquello que generalmente proyectamos en la pareja, es decir las expectativas, necesidades y carencias del niño interior que no son satisfechas por uno mismo. Es un momento excepcional para cultivar conscientemente relaciones de amistad auténticas y comprometidas a la par que libres, sin apegos y con confianza. Es un reto extraordinario porque si se practica y se integra se podrá extrapolar y experimentar en una relación íntima en un futuro.

© Aina Climent Belart

En otoño los días son más cortos, el tiempo se ralentiza y es una buena época para nutriste a solas, para escucharse, reconectar y estar en íntima soledad haciendo aquello que nos alimenta el alma: escribir un diario, hacer cerámica, dibujar, pintar, crear, coser, escuchar música, bailar, leer, colorear mandalas, hacer yoga y meditar. Soledad que se aprovecha también para integrar las experiencias del día a día, especialmente las significativas, intensas y profundas paseando por un parque, por la playa, por la ribera del río o un bosque.

Se agradece ir a bailar con los amigos, a tomar unos vinos, al cine, al teatro y a conciertos que nos hagan vibrar y acunen el alma. Es momento para una limpieza y renovación de otoño, revisar armarios y tirar lo que ya está caduco, y soltar y desprenderse de lo que ya no nos sirve. En un tono más frívolo, también va bien hacerse un nuevo corte de pelo o comprar alguna prenda nueva para vestir o algo para la casa que nos reconforte.

Respecto a los aspectos psicológicos, hay que desapegarse de los patrones de conducta  como intentar caer bien, agradar, estar pendiente de los otros y ser aceptados, queridos y valorados. Aquellos que se sientan desgastados por haber dado demasiado, ser más asertivos y más honestos y fieles sí mismos, y aprender a dar sin dar de más ni intentar complacer para recibir. Dar y recibir con alegría, valorando lo que se da y lo que se recibe, y alejarse de todo lo que nos aleja de nosotros mismos. Ser valientes para priorizarse y ocupar el propio lugar desde la autovaloración y el merecimiento, con la firme voluntad de una plena autoexpresión. Sanar es un viaje: sanamos a medida que decidimos transformar el rechazo, la desvalorización, la rabia y el abandono en aceptación, valoración, amor y respeto por uno mismo.

Y reflexionar, con suerte junto al fuego, de lo que se quiere, lo que se necesita, lo que se merece y a lo que se aspira; aquello que nos nutre y vitaliza, lo que nos gusta y con lo que disfrutamos. Y tomar de una vez por todas plena responsabilidad de la propia vida. Disfrutar del lujo de la soledad y aprovechar para nutrirse conscientemente ya que cuando se está muerto de hambre, se come de todo y de cualquier manera, mientras que cuando se está bien nutrido o atendido, se es más selectivo (obviamente también en amor y en el sexo 😉 )

Es bueno experimentar el aspecto masculino y el femenino unidos, integrados y colaborando en paz. Y aceptar, honrar y celebrar nuestra vulnerabilidad como máxima expresión de la VIDA, teniendo en cuenta que a mayor vulnerabilidad mayor necesidad de poner límites a aquellas conductas que nos dañan. No olvides que donde está tu corazón está tu tesoro y que tu eres la Tierra prometida.

Hay que armonizarse y sostener la soledad, sostener la propia vida, sentido y finitud alineados con el intento cotidiano, siendo libres, honestos, sin miedos ni dependencias. Es decir, disfrutar de lo que viene y retirarse cuando ya no se da. Y así, vivir el amor y las relaciones desde la libertad: ser lo que somos y hacer lo que sentimos sin concesiones. Otorgarnos la prerrogativa de ser nosotros mismos. Conectarse a la Fuente como nos conectamos al wifi: íntimos a la respiración alinear el corazón con la voluntad divina.

Si todo es amor o temor (la ira es temor disfrazado), pregúntate: ¿decido desde el miedo o desde el amor? El amor es el antídoto del dolor. El amor es el antídoto del miedo. Definitivamente, nos conviene Amar, Confiar y Agradecer, porque Gratitud es riqueza y queja es pobreza. La Gratitud manifiesta abundancia, la queja manifiesta carencia.

Un tiempo de barbecho para cuidarse y prepararse para un nuevo horizonte, para una relación íntima que no sea posesiva, absorbente ni excluyente; darse cuenta y decir «no» a un amor que nos deja secos y vacíos. Elegir emanar la propia fragancia desde un corazón abierto y vibrante y compartirse desde esa plenitud conectados a la Fuente desde nuestra singular relación con Dios. Ahora, algo se muere por nacer. Recuerda: caminas hacia la nada, disfruta de tu viaje.

https://soundcloud.com/arantxamuro/amor-amor-amor

Texto original © Ascensión Belart
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11 pensamientos en “Tiempo de barbecho

  1. Así me encuentro, en tiempo de barbecho..A ratos me desespero porque necesito que las flores y la cosecha vuelvan a brotar, que llegue la actividad, que pasen cosas nuevas…pero otros ratos respiro, y me repito…para que se pueda dar una buena cosecha, hace falta un tiempo de barbecho……Gracias Ascensión, por tus textos cargados de sabiduría…..

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  2. Caminamos hacia la nada? Esa es la única frase de tu texto que no estoy de acuerdo contigo 😉
    Es un concepto muy Zen y tal vez demasiado mental para el occidental ya saturado de razón. Mi corazón me dice que si caminamos hacia nuestro Si mismo, caminamos hacia la eternidad, hacia la dimensión que se habita como Alma. Para que tanto mundo interior si luego viene la nada? Un saludo

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  3. Cuanta verdad en tus palabras, yo estoy en un ciclo que no se si lo abro o lo cierro. Venía escribiendo un post por semana desde que empecé esta etapa del blog pero en estos momento de mi camino estoy muy ocupada con mi vida un poco complicada y encuentro que cada vez me cuesta más de escribir un post … me rompe el alma. A veces los post fluyen y casi se escriben solos pero la mayoría de las veces, por muy clara que se tenga la idea, hay que documentarse y escribir datos para los ejemplos.
    No me estoy despidiendo para dejar colgado este blog otra vez, volveré a escribir pero poco a poco y seguire pensando cómo será el objeto de mi siguiente post, aunque también puedo llegar a un punto que lo dé por finalizado, pero de momento seguire abriendo esta ventana de mi corazón. Espero que os guste la compañía animal de mi último post, elracodeldetallblogspot.com un beso y os dejo una estrofa de una canción …

    Para poder seguir
    Un alto en el camino quise hacer
    Un instante mi vida detener …
    Una duda en la noche aclarar. …
    💫💖✨🌺🎗 Te espero en mi rincon

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