16 junio, 2010
En la práctica de la meditación soltar es imprescindible, fundamental. Soltarlo todo, desprenderse de todo, morir una y otra vez en el cojín. Dejar de aferrar, relajarse y crear espacio, sin esfuerzo. En una actitud alerta y a la vez relajada, soltando pero manteniéndose firme y despierto se conecta con el vacío, con el centro o tesoro interior, accediendo a la intimidad con uno mismo. Sin detenerse en nada, sin estancarse, únicamente sentarse y dejar pasar. Sigue leyendo