
Gustav Klimt
Hay algo de instintivo y a la vez sublime en la capacidad de abandonarse al fluir de la energía sexual sin inhibiciones, en la descarga de la excitación sexual contenida mediante las contracciones y expansiones placenteras e involuntarias del útero y del resto del cuerpo. Se trata abandonar todo control y dejarse ir, sentir que el placer te transporta a otra galaxia, te saca de la realidad ordinaria y te lleva a un escenario en el que eres una estrella flotando en el Universo. Hacerte el amor a ti misma, enamorarte de ti y disfrutar de esa íntima conexión genera una poderosa y transformadora alquimia sexual. La alquimia de la sagrada unión de lo masculino y femenino interior. Sigue leyendo