En el umbral de la madurez

Hoy es mi cumpleaños. Hoy comienzo una nueva vuelta al sol. Atravieso el umbral de la madurez en mi particular viaje hacia el corazón. Y me celebro. En todos estos años me he gestado y parido a mí misma en infinidad de ocasiones. He muerto y he resucitado. Y como las serpientes, he mudado la piel muchas veces y me he regenerado, dejando ir lo que ya no formaba parte de mí.

Estoy comprometida hasta la médula con mis prácticas espirituales y con mi proceso de autoconocimiento e individuación. Agradezco a todo lo que fue y me agradezco haberme traído hasta aquí. Siento gratitud por todas las etapas del pasado y por quienes caminaron conmigo.

Me me escojo a mí misma una y otra vez. Estoy en contacto con mi animus o guía interior, lo cual es un apoyo inestimable. Soy guiada, protegida y sostenida. Y genero abundancia desde la conexión con el Padre Cielo y la Madre Tierra en mi corazón.

Soy la que soy y sé lo que sé. Ni más, ni menos.

Sigo con las sesiones de terapia, individual y de pareja, acompañando a hombres y mujeres que quieren que les ayude a ver, vaciar, ordenar e iluminar sus procesos emocionales. A poner luz, conciencia y amor donde hubo sufrimiento y dolor. Cada vez acuden a mi consulta más hombres, lo cual me congratula, porque se atreven a sumergirse en su universo emocional.

El mundo necesita que los hombres osen a adentrarse en sí mismos para sanar sus carencias, heridas y traumas de infancia. Ellos también fueron dañados y necesitan aprender a escucharse, cuidarse y reconectar con las necesidades sagradas de su corazón.

Continúo trabajando en mi novela, avanzando en sucesivas revisiones, reajustes y correcciones. El proyecto sigue en proceso y cada vez está más bonito. Ese es el motivo por el que apenas estoy haciendo publicaciones en mi Blog y en redes sociales. El año que viene creo que verá la Luz.

En el sendero hacia mi esencia he transitado selvas frondosas, senderos enrevesados, hondonadas, marismas de tedio, playas de olvido y desilusión. Me he encontrado con destemplanza y faros de esperanza, linderos sin perspectiva, bosquecillos de dudas y fuentes de inspiración. He atravesado áridos desiertos, dichas y quebrantos, caos, desmadre, añicos y confusión.

Me he adentrado en bosques encantados, riachuelos templados, lagos oscuros, océanos de hielo, páramos solitarios, oasis de ternura y grutas de introspección. He traspasado despeñaderos de vértigo, incógnitas, cruces de camino, enigmas y puntos de no retorno y ebullición. Ha habido paradas obligatorias, desvíos inesperados, estancamiento, puntos de inflexión, dilación y brillos de intuición.

Y todo ello, me ha encaminado a sucesivos saltos cuánticos, como el de ahora, que nos está aconteciendo a todos. Que nos impulsa a la presencia, la trascendencia, la compasión y la evolución.

Ahora, vislumbro paisajes de sueños realizados y miro la vida con disfrute, gozo, alegría e ilusión.

Y me recuerdo a Rainer Maria Rilke:

“Deja que todo acontezca. Lo bello y lo terrible. Sólo sigue adelante. Ningún sentimiento es definitivo”.

Gracias por estar en mi vida,

con amor,

Ascensión.

Texto © Ascensión Belart

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La adolescente interior

A menudo hablamos de conectar con el niño y la niña interior, ahora bien, también podemos reconectar con el/la adolescente que fuimos viéndola/o, hablando con él o ella, dejando que exprese su voz, reconociéndola/o y aceptándola/o por completo. ⠀⁠

⁠Reencontramos con el/la adolescente que fuimos: curiosa, rebelde, reivindicativo, autoafirmativa, con ganas de comerse el mundo y ser independiente; que anhelaba experimentar, sentirse libre, arriesgarse y tomar distancia de la familia. Reconocerla, reconocerlo para integrarla e integrarlo.

Podemos aceptar y validar también la energía sexual que desprendía sin vergüenza, culpas ni remordimientos y su deseo de experimentar la intimidad sexual como una manifestación de  vitalidad instintiva y de la necesidad emocional de ser abrazada, sostenida, amado. Y también aceptar y validar sus dificultades con la sexualidad y el miedo a las relaciones íntimas, tal vez hubiera motivos para ello.

C.G Jung denominó puer aeternus al arquetipo del adolescente y puella aeterna al arquetipo de la adolescente representada en la mitología como Kore (en griego «doncella»).

El hecho de reconocer e integrar al adolescente genera apertura, energía y vitalidad; facilita la recuperación del espíritu filosófico, crítico e idealista con aspiraciones para transformar el mundo.

Cuando rechazamos al adolescente que fuimos o lo ignoramos, excluimos y dejamos en la sombra sus cualidades y potencialidades, y tal vez estemos en guerra con dichos aspectos.

Al integrarlo y reconciliarnos con él o ella con ternura, sin mostrarnos duros con su vulnerabilidad, sus miedos, errores, inseguridades y carencias nos sentiremos más integrados y menos fragmentados. Para reconectar con el/la adolescente interior podemos inspirarnos mirando fotos y ver las emociones que nos suscitan.

Ahora sonrío al recordar la manera en la que la adolescente que fui rechazó con contundencia a la niña por encontrarla demasiado sensible y en un arranque autoafirmativo quemó sus diarios en una original formación rocosa de granito en la Sierra de Madrid que en mi familia denominábamos “La cueva de los lobos”. Ahí tomó el mando y decidió suprimir su vulnerabilidad transformándola en rabia autoafirmativa, algo que en realidad no era posible y que trajo consigo numerosos conflictos interpersonales.

En verdad, podemos elegir entre ser nuestro/a peor enemigo/a o nuestro/a mejor aliado/a, dependiendo de si nos rechazamos o elegimos aceptarnos por completo en todas nuestras partes.

A LA ADOLESCENTE QUE FUI LE DIRÍA:  

  • Confía en ti, confía en la Vida, mantente conectada a tu Yo Superior, a algo más Grande.
  • Ámate a ti misma, respeta tus tiempos, ritmos y necesidades, aprende a canalizar tu energía vital/sexual para no depender del otro, permanece conectada y aprende a nutrirte con todo aquello que te atrae e inspira.
  • Mantén tu rumbo, enfócate en tus asuntos, no te distraigas ni pierdas el tiempo en relaciones de dependencia, cuida de tu energía vital, no la derroches.
  • Otórgate el derecho de poner límites a tiempo y no cuando ya sea tarde y explotes y dañes al otro y a ti misma de paso sintiéndote culpable. Di NO con claridad y firmeza.
  • Recuerda: todo es posible, mereces, tienes todas tus capacidades a tu disposición. El universo te apoya y quiere que te realices.
  • Practica el cultivo de tu soledad. Todo el amor que necesitas vive dentro de ti, eres guiada y sostenida.
  • Mantente conectada a tu centro, eres valiosa, aprecia y cuida de tu vulnerabilidad como señal de sensibilidad.
  • Se fiel a ti misma. Amate, acógete, sostente, respétate, abrázate fuerte ante las inclemencias ambientales y confía en la Existencia.
  • No corras, ve despacio, que a donde tienes que ir es a ti misma.

Texto original © Ascensión Belart

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El poder de la responsabilidad emocional

Alix Aymé, The girl with golden ayes

¿Maestro, que significa trabajar con uno mismo?

Es dejar de esperar que el otro cambie.

Últimamente estoy trabajando en consulta con varias parejas y advierto que una gran mayoría de personas sigue esperando que el otro cambie, lo que es una absoluta pérdida de tiempo y de energía porque así no funcionan las cosas. Se cambia por propia voluntad, mediante un trabajo honesto y comprometido y no porque el otro lo espere, exija o reclame.  

Es curiosa la dificultad que tienen algunas/os para pedir lo que necesitan que pone de manifiesto la creencia de no merecimiento arraigada en la infancia al sentir que mamá y papá no estaban disponibles y no se lo iban a proporcionar. Han interiorizado un patrón de retraerse, callar, resentirse, exigir, reclamar y dolerse, en lugar de pedirlo por las buenas. Cuando se repiten actitudes de quejas, exigencia y reproches las cosas se mantienen igual hasta que empeoran; tu pareja no te lo va a dar porque te quejes, hagas reproches, cuestiones o critiques, la única posibilidad es arriesgarse a pedirlo. Aprender a pedirlo bien.

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