Cuando los pares de opuestos se unen, algo divino sucede. Jung
Muchos sabéis de mi fascinación, tanto cuando escribo como en consulta, por el proceso de individuación, integración y maduración en el que uno decide hacerse cargo de sí mismo, desarrolla sus propios recursos y aprende a sostenerse a nivel emocional y económico como etapa previa y requisito necesario para relacionarse íntimamente con un otro significativo. Si bien es cierto que suelo hacer hincapié en la integración del niño interior y la parte adulta que forman un ocho, hoy quiero escribir sobre el símbolo del infinito, que representa la relación, la eternidad, el lazo de amor espiritual también llamado santo ocho. El vínculo que une a las parejas: el nosotros. Sigue leyendo