21 julio, 2013

© Aina Climent Belart
Sanar es un viaje. Un viaje iniciático y transformador cuyo sentido es sanar al niño interior. Todos tenemos carencias de infancia, a todos nos faltó el amor que necesitamos y en base a esa carencia nos construimos una personalidad para la supervivencia, para adaptarnos al mundo.
Nos creamos una coraza defensiva para protegernos del dolor, y con el tiempo esa coraza nos oprime, estrangula la esencia.
Nos anestesiamos de muchas y variadas maneras para huir del sufrimiento. Sin embargo, es necesario dejar de huir, transitar el dolor, reconciliarse con él. Afrontar el sufrimiento que va inextricablemente unido al crecimiento, y aceptarlo. Mirar al malestar a la cara, tocar el dolor existencial y aceptarlo, lo que nos conecta con el dolor de los demás y nos une a ellos puesto que en el dolor todos somos uno.