Polvo en el viento

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© Aina Climent Belart

Hay períodos en los que la Vida nos vapulea, sacude y nos da un buen revolcón. En menos de dos años, he perdido a tres personas muy allegadas: a un hermano, a mi madre y al padre de mis hijos y compañero durante dieciocho años. En efecto, hay momentos en los que la Vida nos muestra su lado amargo, sus fauces oscuras y devoradoras que arrasan parte de nuestras relaciones significativas. Hay sucesos que nos dejan perplejos, estupefactos y desconcertados; que nos hacen sentir diezmados, hechos añicos, conmovidos. Ahora bien, las pérdidas pulen las aristas de nuestra arrogancia, del orgullo, la vanidad y toda la sarta de pequeñeces de nuestro ego. Nos llevan más allá de nosotros mismos -a dónde nunca imaginamos-, posiblemente para que la valoremos, honremos y no la demos por hecho. Para que aprendamos a discernir entre lo que tiene importancia  y lo que no la tiene. Sigue leyendo

Perdonar es sanar

Foto © Aina Climent Belart

Foto © Aina Climent Belart

Amar, aceptar, perdonar son palabras que en los últimos años escuchamos continuamente; sin embargo a veces no sabemos bien cómo hacerlo, de hecho varias personas me han preguntado cómo se hace, cómo perdonar y aceptar lo que pasó. Desde una perspectiva espiritual, hemos de asentir a lo que es y a lo que fue, a lo que vivimos y sucedió. Algunas personas inconscientemente saben que es bueno perdonar y dicen: “Mis padres lo hicieron lo mejor que pudieron”, y con esto creen haberlo resuelto. Y en efecto, todos lo hacemos (y lo hicimos) lo mejor que podemos (y pudimos). Ahora bien, no es posible superar ni trascender el dolor que negamos, minimizamos u ocultamos. Aunque estemos comprometidos en un proceso espiritual, no somos santos, somos seres humanos, niños heridos en el corazón. ¿Cómo podemos perdonar, verdaderamente, a padres y ancestros? Sigue leyendo