Los alimentos del alma

3 abril, 2014

© Aina Climent Belart

© Aina Climent Belart

Al conocernos más profundamente, al hacernos cargo de nosotros mismos y de nuestras necesidades comenzamos a discernir entre lo que nos apetece y nos conviene, y optamos por elegir aquellos nutrientes que nos sientan bien, aprendemos a alimentar cuidadosamente nuestra alma. Cultivamos relaciones que nutren nuestra vida creativa e instintiva y nos comprometemos a alimentar a los demás de la misma manera. Aprendemos a crear y nos recreamos en nuestro día a día. Elegimos alimentos que nos alcalinizan y relaciones que nos llenan de amor, presencia y verdad.

El alma florece mediante el cultivo de la soledad: el silencio y la oración, leer, escribir, escuchar música, cantar, bailar; pintar, dibujar, colorear mandalas, escribir o leer poesía; llevar un diario, mirar la luz de una vela, hacer yoga, meditar; mirarse a los ojos en un espejo durante un tiempo, mirar el mar o el cielo estrellado, soñar. Es bonito saber que alone (solo) viene de all one (todo uno), ser totalmente uno mismo.

Se puede cultivar lo sagrado a solas y en compañía de otros: hacer terapia individual o terapia de grupo, comunicarse, besar, beber una copa de vino, hacer el amor; cultivar un huerto, comer verduras y frutas, mejor si son orgánicas; meditar, escucharse, mirarse a los ojos, abrazarse; ver buenas películas, mirar el fuego, fumarse un porro, volver a hacer el amor; correr, patinar, montar en bici, en piragua o en kajak; dar de mamar, reír, cocinar, dar y recibir un masaje, tomarse una taza de té. Los hombres que tocan un instrumento conocen el camino para conectarse con su corazón.

El alma se alimenta de lo bello, de la belleza del mundo: experimentar la naturaleza, pasear por la playa, un parque o un bosque; ascender a una montaña, nadar en el mar, contemplar el arcoíris, los cambios de luz, cualquier naturaleza viva; cultivar flores, hacer ikebanas, adoptar una mascota, escribir poesía; transformar el dolor en arte, observar el aire en movimiento, ver amanecer, contemplar una puesta de sol.

El alma brilla con todo aquello que favorece su expresión y su revelación, la creatividad y el arte en su más amplia manifestación: escribir cartas a mano, jugar a juegos de niños, escribir los sueños; recoger piedras con formas extrañas, esculpir, tocar un instrumento musical; las piedras semipreciosas, la artesanía, contemplar imágenes/fotografías con mensajes inspiradores que expresan el Alma del mundo, viajar a lugares desconocidos.

Hombres y mujeres pueden nutrir su alma con danzas de todo tipo, danza de los 5 ritmos y otras ceremonias de conexión con lo trascendente, como los rituales con fuego purificador, las cabañas de sudación, inipis o temascalis. También se pueden hacer reuniones en función del género para renovar y potenciar la esencia masculina o femenina. Ellos se acercan a una experiencia cumbre a través de algunos deportes de riesgo como espeleología (entrar en las entrañas de la madre tierra), sky surf (fluir en el Cielo), surf, buceo en el mar; practicar artes marciales como aikido, tai chi, kyudo -arte del tiro al blanco-; limpieza y reforestación de bosques. Ellas pueden sentirse atraídas por esas mismas actividades, y también por otras arquetípicamente femeninas como tejer, hilar lana, bordar, hacer cerámica, cestería, abalorios, hacer joyas, danza oriental.

Las fiestas y reuniones con los amigos y la familia alrededor de una mesa alimentan el alma y sirven para celebrar la Vida. Es bueno practicar la no dualidad, es decir, no rechazar y abrir el corazón a cada instante, dejar que la Vida nos atraviesen sin oponer resistencia. Ante la duda podemos preguntarnos: ¿estoy abierto o cerrado? El alma anhela la Unidad, un amor incluyente que todo lo abarque. Se puede activar la voluntad de fortalecer nuestra capacidad de amar para atrevernos a ir más allá de dónde hasta ahora hemos ido. Abrirnos verdaderamente a la Vida, al Amor,…y a la Muerte.

Y tú, ¿Cómo alimentas tu alma? Se admiten aportaciones y sugerencias de los lectores.

Texto original © Ascensión Belart.

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19 pensamientos en “Los alimentos del alma

  1. Muy lindo y muy cierto.. lo que no entendí por qué lo pusiste, es la parte de acercarse a una experiencia cumbre a través de la deforestación de bosques…no me parece que sea de las cosas que alimenten el alma. Pero el resto es muy lindo, gracias!

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  2. Es bello alimentar nuestra alma se siente!! Yo alimento mi alma haciendo mi huerto me gusta mirar mis propios ojos y puedo ver cuando estoy triste cuando estoy tranquila, me gusta estar a solas conmigo misma.. me gusta los bosques voy siempre por q alli también lo alimento mi alma..

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  3. Me gustan mucho tus palabras. Gracias:). Pero no coincido con la idea de que los hombres llegan a una experiencia cumbre con actividades ‘de hombres’. Soy hombre y me gusta alimentar mi alma con actividades, como dices, arquetípicamente de chicas. Los alimentos el alma no tienen género. 🙂

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