Cambia, todo cambia

 © Aina Climent Belart                                                        © Aina Climent Belart

Entre las orillas del dolor y el placer fluye el río de la vida. Sólo cuando la mente se niega a fluir con la vida y se estanca en las orillas se convierte en problema. Fluir quiere decir aceptación, dejar llegar lo que viene, dejar ir lo que se va. Sri Nisargadatta Majarj

En estos últimos años el ritmo de la Vida se está acelerando vertiginosamente: todos estamos atravesando cambios significativos, transformaciones, pérdidas y mudanzas. Ciertamente, hay momentos para transformarse, para mudar de piel y dejar ir aquello que se ha terminado porque ya ha cumplido su función. Entonces, es tiempo de soltar y abrirse a una nueva etapa. Y en estas circunstancias me encuentro en los últimos meses. 

¡Cuánto nos cuesta soltar! Abrir las manos y dejar ir. Hay momentos en la vida para dar un “salto cuántico”, para abrirse a lo nuevo y estrenar una nueva vida. Tiempo de decir “adiós”, y decir “hola” a lo nuevo. Nuestro corazón nos lleva a donde ES nuestro lugar. Y para ello, hay que morir a algo para renacer, aunque suponga enfrentarnos a nuestros miedos más profundos. También en las relaciones es necesario soltar apegos para poder vivir algo más pleno, más elevado y para ello es indispensable una Gran Confianza.

Hay una serie de etapas escalonadas en este tránsito; podemos hacer un mapa de emociones y estados de ánimo por los que transitamos. Hay parajes de obcecación, resistencia, dolor, miedo, rabia e incertidumbre hasta que llega la rendición. Después viene la aceptación, coraje, decisión, apertura, perspectiva e ilusión, a los que siguen estados de nerviosismo, inquietud, impaciencia, expansión y desapego, para llegar a la alegría, confianza, certeza, determinación y paz interior. Es hora de elevarse, de soltar emociones densas, de cultivar el bien, la alegría y la bondad, aceptando (sin pelearnos) cada vez que no lo hacemos y nos atravesamos al fluir de la Vida.

Hemos de confiar en las sincronías. La Vida nos lleva, el corazón nos lleva, y para ello hemos de estar abiertos al cambio. La doctora Kübler-Ross hablaba de cinco fases para afrontar la muerte: negación, rabia, pacto, depresión y aceptación. También en los cambios, transformaciones, separaciones y mudanzas están presentes estas cinco fases -a modo orientativo- antes de dar el salto a un nuevo horizonte.

El mantra de la comprensión y la sabiduría perfecta del Sutra del Corazón, texto sagrado del Budismo Mahayana, dice así: Gate, gate, paragate, parasamgate, bodhi svaha! Tiene muchas traducciones, una de ellas es: “Vamos, vamos, vamos juntos, vamos todos juntos, más allá del más allá, hasta la realización última”.

Buda dijo que uno de los cuatro engaños de la percepción era tomar lo impermanente como permanente. No tenemos conciencia de la impermanencia, nos apegamos a cosas, personas, circunstancias y ese aferrarnos e intentar alargar situaciones y relaciones que han concluido nos causa sufrimiento, y también a los demás. Necesitamos aprender a soltar momento a momento y tener la intuición para darnos cuenta de cuando algo se ha acabado, ha cumplido su ciclo.

Todo es transitorio, cada momento es único, cada etapa tiene un principio y un final. El cambio es inherente a la vida. Hemos de tener el coraje y la valentía de decir “hola” y “adiós”, y fluir en el río de la Vida de instante en instante. Ir más allá, desprendernos de lo “viejo” para abrirnos a lo “nuevo”. Entonces nos encontramos con un nuevo horizonte, una nueva visión que enriquece nuestras vidas. Podemos agradecer, apreciar y reconocer el valor de esos momentos que han ampliado nuestra perspectiva de una manera significativa. Esos puntos de inflexión que nos impulsan y nos llevan a evolucionar, y dejar de resistirnos al flujo de la Vida. Y cerrar ciclos con conciencia, amor y gratitud, porque la Gran Verdad es que todo cambia. Y este es ahora mi caso.

Aprovecho para despedirme de Esporles, un pueblo donde he tenido el privilegio de residir durante cerca de catorce años y que siempre tendrá un lugar muy especial en mi corazón. Ahora mi destino me lleva a otro pueblo de la Serra de Tramuntana. Es hora de empezar una nueva etapa. La transición no ha sido fácil, ha estado llena de pruebas muy complicadas para mi; de hecho, nunca imaginé lo que podría llegar a hacer. Ahora bien, todo tiene un precio, y este lo pago con gusto porque lo que me espera es extraordinario. Al final, todos los esfuerzos los hago para realizar esos proyectos que van a beneficiar no solo a mí, sino a muchas otras personas. GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS

Texto original © Ascensión Belart

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